M.G.M.

La presencia de Irving Thalberg como jefe de producción permitió que, durante los primeros años treinta, la compañía se evadiera de los designios de Mayer para patrocinar filmes como «The big house» (1930) de George Hill, «Alma libre» (1931) de Clarence Brown, «Los seis misterios» (1931) de George Hill o «El monstruo de la ciudad» (1932) de Charles Brabin. Por otra parte se pretendía con ellos sucesivas operaciones de prestigio en aras de rivalizar desde un plano hipotéticamente superior con la competencia. «Furia» (1936), de Fritz Lang, se estrenó poco antes de la prematura muerte de Thalberg y clausuró prácticamente aquella trayectoria.
John Lee Mahin aportaría bases literarias a «El último gangster» (1937) de Edward Ludwig y a «Senda Prohibida» (1942) de Mervin LeRoy, excepciones que confirmaron el desinterés de Mayer por filmes que enfocaran con realismo la temática criminal.
La oleada de filmes negros a partir del ocaso de la IIª Guerra Mundial brindó la posibilidad de que la M.G.M. se acercara a dicha corriente con producciones investidas de melodrama, un género más reverenciado por la casa, aunque a condición de basarse en reputadas obras literarias. Así se realizaron producciones como «Undercurrent»(1946) de Vincente Minelli, «El cartero siempre llama dos veces» (1946) de Tay Garnett, «La dama del lago» (1947) de Robert Montgomery y «Muro de tinieblas» (1947) de Curtis Bernhardt.
El ingreso en la compañía del productor progresista Dore Schary impulsó a la M.G.M. hacia objetivos menos conservadores y hacia una política específica de filmes negros con presupuesto discreto. Entre sus primeras decisiones al respecto se contó la de distribuir «Force of evil» (1948) de Abraham Polomsky y «Atrapados » (1948) de Max Ophuls, películas producidas por el izquierdista grupo de John Garfield.
Schary introdujo en la M.G.M. a guionistas y directores de su ideología y que no estuvieran viciados por la tradición de la empresa, lo que le condujo a un serio enfrentamiento con Mayer y a la victoria, puesto que el veterano productor tuvo que dejar la compañía ( lo que también le ocurriría a Schary, por otras causas, en 1956 ). Y, de 1949 a 1951, Metro-Goldwyn-Mayer presentó un ciclo de filmes negros que resultaba insólito en la historia de la casa: «Soborno» de Robert Z. Leonard, «Act of violence» de Fred Zinnemann, «Border incident» y «Side street» de Anthony Mann, «Intruder in the dust» de Clarence Brown, «Tension» de John Berry, «La jungla de asfalto» de John Huston, «Mystery Street» y «El caso O´Hara» de John Sturges o «Cause of alarm » de Tay Garnett entre otras.
Pero la caza de brujas se abatió sobre multiples colaboradores de Schary y él mismo se vio envuelto en dificultades, por lo que su iniciativa se desvaneció bajo la amenaza maccarthista.

Fuente: Antonio José Navarro y revista Dirigido por.

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